Vivimos en una sociedad que durante las últimas décadas ha avanzado a un ritmo vertiginoso. Muchos de nosotros venimos de una educación (en la mayoría de los casos fue siempre con la mejor de las intenciones) que intentaba hacer algo bueno de nosotros utilizando el conocimiento transmitido de generación en generación.
Una de las frases que más escucho desde siempre es “no me hace caso”, en referencia a los hijos. Esto es una señal inequívoca de que estamos haciendo algo mal o de que podríamos hacerlo mejor, siempre podemos hacerlo mejor.
A día de hoy tenemos acceso a gran cantidad de datos, gran cantidad de información a la cual hace años no teníamos. Por otra parte, nos hemos hecho muy cómodos e indagar en los avances en educación y formas de manejar la conducta supone en muchos casos tener que empezar a cambiar nosotros mismos, por lo que algunas personas prefieren dejar las cosas como están.
En relación a los avances de los que hablaba, hoy en día tenemos herramientas que han demostrado sobradamente como manejar de manera efectiva a nuestros hijos. Conseguir mantenerlos motivados, evitar que tomen caminos inadecuados, que sean educados, responsables, etc. Cierto es que siempre puede haber algún caso que no, pero serían muy pocos.
La culpa estimados lectores es nuestra. Sí, puede sonar extraño e incluso puede que nos duela escucharlo, pero la realidad es esta. Los niños no nacen con conocimientos, somos nosotros los que tenemos que enseñárselos. Ellos no se comportan mal por naturaleza, aprenden a hacerlo. No son unos demonios, están intentando encontrar un hueco en el mundo e intentar entenderlo. Es nuestra responsabilidad que ellos avancen en la dirección adecuada.
Muchas personas podrán decir que no saben hacerlo mejor, que a ellos los educaron así y no les ha ido mal, etc. No se lo voy a negar, pero debido a todo lo que sabemos hoy, si podemos hacer que nuestro hijo desarrolle todo su potencial y sea muy feliz, por qué conformarse con que tenga trabajo? Pero esa es una decisión que cada uno de nosotros debe tomar según sus criterios.
Uno puede elegir entre sentarse en el sofá a ver una serie de televisión o leer acerca de modelos de educación para aprender a enseñar, por poner un ejemplo.
Para finalizar dejo una frase que me gustaría estimado lector la recuerde siempre: “Nunca le pidas a un niño que haga algo que no le has enseñado y te hayas asegurado que lo ha aprendido”.