El sesgo de confirmación es la tendencia a buscar y utilizar información que respalde nuestras ideas, en lugar de información que las refute. Así, una persona, antes de tomar una decisión puede creer inicialmente que un método determinado va a funcionar. Luego prueba el método y observa que funciona a veces. De esta manera, concluye que este método es correcto, en lugar de examinar en mayor profundidad el hecho de que en varias ocasiones no funciona.
Se suele buscar y escuchar a personas cuyas opiniones confirman las propias, en lugar de escuchar opiniones discrepantes (Bilalic, McLeod y Gobet, 2008; Kerschereiter y col.,2008). Así, un profesor puede tener un estilo habitual de enseñanza, por ejemplo, de tipo conferencia. En este caso, el profesor mostrará probablemente una tendencia a pedir consejo a otros profesores que empleen este estilo, en lugar de solicitar la opinión a otros colegas que prefieran otros estilos, como el de solución colaborativa por parte de estudiantes.
En un estudio, Deanna Kuhn y col. (1994) pidieron a los participantes que escuchasen la reinterpretación grabada del juicio de un crimen real. Luego, se les pidió que emitiesen su veredicto y los motivos. En lugar de considerar y sopesar las posibilidades que ofrecían todas las pruebas, muchos participantes crearon rápidamente una historia solo a partir de algunos indicios que respaldaban su punto de vista de lo sucedido. Estos participantes mostraron un sesgo de confirmación, al ignorar las pruebas contrarias a su versión de los hechos.
Seamos conscientes de la facilidad con que las personas podemos quedar atrapadas por el sesgo de confirmación.