Y llegó el día que tanto llevábamos esperando. Durante todo el año 2020, deseábamos ponerle fin a un año que se define pandémico, histórico y caótico.
Un año que nos aferramos a la esperanza que un cambio numérico que termina en 1 suponga una transformación, una primicia, una nueva oportunidad a que el próximo año sea diferente, seamos optimistas, sea mejor, porque queremos engañarnos de que peor no puede ser y el paso del tiempo siempre te empuja hacia adelante.
Esta crisis nos ha tocado a todos/as de una forma u otra.
Nos ha expulsado de repente de lo que creíamos que era nuestra zona de confort (trabajo, dinero, salud, prisas, compras…) y nos ha hecho ver desde la primera fila de nuestro sofá de casa que somos más vulnerables de lo que nos pensábamos.
Queríamos tener todo bajo control, competíamos con nuestros/as compañero/as para conseguir más, nunca era suficiente, parar no estaba permitido, necesitábamos ese ritmo para sobrevivir, pero sobre todo para demostrar que existíamos que podíamos con todo y que nada podía con nosotros/as.
Y Boom!
No nos dimos cuenta que lo que necesitábamos era que nos pusieran la vida patas arriba, que nos desordenasen y nos dejasen desnudos/as, que nos entrasen las dudas y el miedo, que nos gritasen -¡¿pero a dónde vas?!
Para que sintiéramos que estamos aquí de paso, y en este transcurrir hay mucho más de lo que estamos buscando.
Tuvimos que dejar que nos encontraran, exhaustos/as, inmóviles…a prendiendo a respirar entre nuestras propias paredes de cartón, echando de menos a los demás, valorando la naturaleza, la libertad…y sobre todo, el quehacer del tiempo.
Esta pandemia nos obligó a mirarnos por dentro, guste o no, a reflexionar, a romper con ese pánico al cambio y transformarnos, no quedó otra y menos mal.
Quizás, esto era lo que necesitábamos realmente, para darnos cuenta de que la vida son emociones, personas, tiempo…y que todo esto es incontrolablemente espectacular.
Este año hemos aprendido que como seres humanos tenemos una capacidad de adaptación infinita y además de sobrevivir, también somos capaces de crecer en la adversidad.
Claro que no podemos controlar todo lo que nos pasa, sin embargo, sí que podemos elegir cómo afrontar lo que nos sucede, cómo responder, qué pensar…porque si puedo cambiar lo que creo, puedo cambiar lo que soy.
Y ahora, lo sabemos.
Desde el equipo TeaR, estamos agradecidos/as a todas las personas que este año habéis confiado en nosotros/as para mejorar, cuidar de vuestra salud y emocionarnos juntos/as con la vida.
Gracias.
Para seguir caminando es útil sentir que avanzas.
¡Feliz Año 2021!